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miércoles, 3 de diciembre de 2014

CARTA DE UNA HIJA VÍCTIMA DE VIOLENCIA DE GÉNERO



Lo que vais a leer es la experiencia real de una hija que creció en un hogar donde la violencia de género se llegó a considerar normal. 
Este relato es su historia, su vida en unas líneas, que redactó el 8 de marzo de 2013 (Día Internacional de la mujer) para expresar su rabia y sufrimiento. Ella misma dice que no se siente capaz de expresar oralmente su experiencia, por ello decidió resumirla en un papel. Cada letra y cada palabra son suyas, yo sólo transcribo literalmente su narración.

Publicando su historia,  busca que el lector comprenda el sufrimiento al que se ven sometidas estas víctimas invisibles, que son los hijos de maltratadores. Le doy las gracias por querer compatirlo. Ahí va su relato:

"Hoy celebramos el día de la mujer. Días señalados como este sirven para reivindicar derechos. Hoy en día son muchas las mujeres que en todo el mundo no los tienen. Quizá pensemos en lugares lejanos, como la India, que está viviendo un momento terrible de abusos hacia las mujeres. Pero no hace falta irnos tan lejos para hablar de desigualdad. Aquí mismo, en España, la señora Cospedal decía en una declaración esto: "El hombre puede llegar a casa después del trabajo y tumbarse a descansar. La mujer , sin embargo, además del trabajo debe ocuparse de las tareas de la casa". Sorprende oír esto en boca de una mujer. Seguramente provenga de su educación, ya que esta juega un gran papel en el pensamiento de las personas. Durante siglos la mujer ha jugado un papel secundario y, aunque hoy en día luchemos por la igualdad, en muchos hogares es la realidad.
Este año, nos centramos en la violencia de género. Sólo nos hace falta poner las noticias para oír ue han sido asesinadas a mano de sus ex parejas o parejas varias mujeres en lo que llevamos de año. El caso más escalofriante es el de la chica a la que descuartizaron. pero no hace falta llegar a estos extremos. Ni tan lejos. Aquí, en este lugar mismamente, hay cada vez más mujeres que acuden al Centro de Información a la Mujer (CIM) para pedir ayuda. Quizás no nos demos cuenta, pero convivimos con muchas mujeres en esta situación. Mujeres que no salen de casa sin el permiso del marido, mujeres maltratadas físca y psicológicamente. No es una experiencia nada agradable. Ni para ellas, ni para sus hijos. 
Me gustaría contar una pequeña historia, una historia real. Una niña creció en un ambiente de malos tratos. Ella veía cada día como su padre le pegaba por cosas tan insignificantes como cambiar la tele de canal. Veía a su madre, anulada por el maltratador, como a una persona lejana. Sólo estaba con ella en el trayecto de casa al colegio y en las comidas. Nunca jugaba con ella. Tenía que obedecer órdenes de un tirano jefe. Los insultos y los gritos eran el pan de cada día, hacia ella, su madre y su abuela materna. Su padre sólo se acercaba para pegarle. El resto del tiempo pasaba de ella. La única que jugaba y le dedicaba tiempo era su abuela. Aunque suene extraño, para ella todo era normal. No era consciente de esa situación. Interiorizó un pequeño rol, el de pegar a los demás cuando se enfadaba. Lo mismo que su padre hacía con ella. Esto le trajo problemas en el colegio, ya que sus compañeros pasaban de ella e incluso la insultaban y la despreciaban. La niña fue creciendo con este problema. A los 13 años quiso dejar de hacerlo, sin entender por qué era malo. Sólo sabía que una profesora a la que apreciaba se había enfadado con ella. Le costó, pero a los 15 años casi lo había dejado por completo. Pero sus compañeros siguieron metiéndose con ella. Buscaba el cariño y la atención que no recibía en sus profesores, pero estos acabaron por cansarse. 
Cuando tenía 14 años, empezaron los trámites del divorcio de sus padres, lo cual ella vio como algo terrible. Basta imaginar una jarra de agua rompiéndose contra el suelo par aimaginarse el ambiente de casa. Tras insultos, gritos y amenazas, se divorciaron año y pico después. Las amenazas siguieron bastante tiempo. Su madre empezó a recibir ayuda psicológica y cambió de forma de ser gradualmente. Luego llevó a la niña. La primera vez que oyó lo que había pasado en su casa, su cabeza no paró de negarlo. Era imposible que aquello hubiera sucedido. Hoy aún le cuesta asimilarlo. Pensaréis que con el divorcio acabaron sus problemas, pero no fue así. Hoy en día tiene algunos problemas psicológicos y emocionales, derivados de su infancia. Entre ellos, le cuesta hablar con los demás y hacer amistades. Aún tiene miedo de un señor que dice ser su padre y tener derecho a verla. Ella lo odia y se siente fatal por hacerlo. Sé que parece increíble, pero es así. Evita verlo, pero lo tiene día sí y día también en un caseto en frente de su casa. 
Con esta historia pretendo mostrar al mundo lo que pueden llegar a sufrir los hijos de las mujeres maltratadas. Imaginemos lo que deben sufrir sus madres viviendo todo esto y sin poder hacer nada, ya que están anuladas. Tienen miedo. Por eso muchas no piden ayuda. Esta tuvo suerte, ya que su ex quiso irse con otra y le pidió el divorcio, aunque con amenazas e imposiciones. Pero al fin pudo escapar.
Por eso es tan importante un día como hoy. Para que todos luchemos por los derechos de las mujeres de todo el mundo, porque todos debemos tener los mismo derechos."

Esta realidad nos rodea. La inclusión de los hijos de maltratadores como víctimas de violencia de género acaba de reconocerse recientemente en España, gracias a la Ley Orgánica 8/2015, de 22 de julio, de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia. Esto supone reconocer que un menor que vive en un ambiente de violencia en su propio hogar sufre maltrato, aunque no haya agresión física, y eso atenta contra su desarrollo psicológico. Un hijo/a no es víctima sólo porque sea testigo de la violencia entre sus padres, sino porque vive la violencia. 

Las alteraciones detectadas en los niños y las niñas víctimas de maltrato afectan a diferentes áreas: física, emocional, cognitiva, conductual y social (Wolak, 1998):

Problemas físicos:
- Retraso en el crecimiento
- Dificultad o problemas en el sueño y en la alimentación
- Regresiones
- Menos habilidades motoras
- Síntomas psicosomáticos (eczemas, asma, etc.)
- Inapetencia, anorexia

Problemas emocionales:
- Ansiedad
- Ira
- Depresión
- Aislamiento
- Baja autoestima
- Estrés post-traumático

Problemas cognitivos:
- Retraso en el lenguaje
- Retraso del desarrollo
- Retraso escolar (rendimiento)

Problemas de conducta:
- Agresión
- Crueldad con animales
- Rabietas
- Desinhibiciones
- Inmadurez
- Novillos
- Delincuencia
- Déficit de atención-hiperactividad
- Toxodependencias

Problemas sociales:
- Escasas habilidades sociales
- Introspección o retraimiento
- Rechazo
- Falta de empatía/Agresividad/Conducta desafiante

El relato describe muy bien esas secuelas que la violencia de de género provocaron en esta persona (baja autoestima, problemas de conducta, falta de habilidades sociales, agresión, retraimiento, ...). Con todo sigue adelante, buscando apoyo y comprensión por donde va. Es una mujer muy valiente. 

Prevenir la violencia de género es uno de nuestros cometidos en los centros educativos, pero intentar paliar y amortiguar las consecuencias psicológicas de un niño víctima de violencia de género, mediante acciones que restauren su autoestima y seguridad personal ha de ocupar un lugar destacado en nuestro orden del día.

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